El Príncipe de Dinamarca. Llevamos siglos tratando de saber quién era y no tenemos ni idea. Nadie sabe qué piensa ni qué siente porque su ánimo muda, se busca, tropieza, se encuentra, se glosa y maldice. Hay una venganza clara y evidente desde el principio pero antes él vuelve a todos locos, hasta la prostera carnicería e inmolación y ni una sola respuesta válida. Hamlet no es un tipo fiable pero todos, a su alrededor, se quedan hipnotizados mirándole y preguntándose ¿quién coño es ese tipo? No lo sabe ni él porque su ánimo nunca está quieto. El amor es un gas.
Hubo una revolución y fue la del narrador poco fiable. Acostumbrados a que la Biblia la escribía Dios y la letra impresa no miente, todo lo que nos decían los periódicos y los libros eran la verdad y su búsqueda. Qué sucede si, a medida, que transcurre la narración empezamos a sospechar que quién no la explica no es un tipo de fiar. Magistral obra, novela enorme.
La locura de las novelas breves. ¿Qué ve la protagonista? ¿Qué es más real el miedo o el estar asustado? La apariencia está llena de capas, sótanos oscuros y comportamientos extraños. ¿Y si nos habla una loca? ¿Y si lo que ve no está? ¿Y si no creemos a nuestra Casandra y la quemamos en la hoguera? ¿Y sí lo real es insoportable y necesitamos ficciones, religiones y cuentos para soportarlo?
El viejo Thompson lo hizo en muchas ocasiones eso de meterse en la cabeza de un asesino, de un puto killer, pero el sheriff de 1280 almas es un palurdo torpe que parece que no se entera de nada, pero poco a poco se nos va congelando la sonrisa ante la truculencia y el instinto homicida de su aplicación de mantener la calma y el sentido de la (des)mesura.
Harry es el hombre que escapa sin intención de hacerlo. Sale de su casa a airearse un poco, coge el coche y va dando vueltas hasta que el incendio hogareño pase. Y sale del barrio y toma el desvío y gira a la derecha y va dejando atrás Ítaca con la secreta promesa de volver dependiendo de las casualidades, las sirenas y otras fantasías.
Maravilla de novela en cuatro parajes de este planeta llamado mundo. Un hombre es quien es respecto de su hogar, de dónde está el sitio al que regresar pero al mismo tiempo, necesita ser otro, un desconocido en tierra extraña para probarse y saber quien pudo ser y no fue. Theroux aparte de pelearse con ex amigos que ganan el Premio Nobel, antes nos regalaba libros así.
Ripley, el impostor por antonomasia. El substituto. El doble perfecto. El gusano que utiliza tu caparazón ( y tu casa y tu dinero y tu vida) para reestablecer la justicia que le fue negada. Quiero lo que tienes y el precio nunca le parecerá desmesurado a Ripley.
Primera e inolvidable novela de la autora francesa. El personaje masculino, el amor, como lastre y ancla, como sombra eterna, como maldición suprema, zángano, cáncer, motivo de canciones francesas y habitaciones en penumbra cuando una vuelve a casa con el miedo de que él no esté y, desgraciadamente, sigue estando.