¿Qué lees?
Los ensayos de Michel de Montaigne.
¿Quién es el autor?
Bueno, creo que no hace falta que lo presente, pero sí podría decir que es uno de los mejores lectores que nos ha dado la historia. Toda su obra es eso: la consecuencia de haber leído con entusiasmo, curiosidad y dedicación, no sólo libros, sino la experiencia humana en general.
¿Qué editorial lo publica?
Cátedra, en la clásica edición de Burdeos, a cura de María Dolores Picazo y traducida por Almudena Montojo. Me gusta porque los libros son de bolsillo, tienen esa dimensión perfecta que se deja leer en cualquier parte o sostener por horas sin que se te entumezcan las manos.
¿De qué va?
De todo, Montaigne no desdeña nada, es capaz de referir, qué sé yo, la historia de De los pulgares (ensayo xxvi del segundo libro), un tema aparentemente banal, hasta meterse en el berenjenal de la imaginación, desentrañar el absurdo comportamiento humano, la guerra, el suicidio, la virtud, la muerte.... sobre todo la muerte. Diría que en esta primera lectura ordenada que hago, me parece que el núcleo temático es la muerte. Te enseña a aceptarla en todas sus manifestaciones, a combatir la tristeza, a pulir el ánimo, a afilar el juicio, a desembarazarse de la vanidad, mejor dicho, a vivir una vida digna, según la razón. Por otro lado, Montaigne es el gran autor de la literatura del yo. Empieza Los ensayos un poco reservado, habla de sí mismo de una forma más o menos tangencial, pero después va adentrándose en el análisis de su propia conciencia y, a medida que avanza la lectura, uno se da cuenta de que la forja de sí mismo está íntimamente relacionada con su estilo, el cual resulta siendo su personalidad escrita: errática y caprichosa, pero sagaz, auténtica, creativa.
¿Cómo está escrito?
Él mismo nos lo dice, pero como no es nada pagado de sí mismo, no evita darse caña: “Por otra parte, no es mi lenguaje nada fácil ni pulido: es rudo y desdeñoso, por ser su fluir libre y desordenado; y así place, si no a mi juicio, sí a mi inclinación. Mas no dejo de percatarme de que a veces me dejo llevar demasiado por ella, y de que, a fuerza de querer evitar el artificio y la afectación, caigo en ellos por el extremo: Brevis esse laboro, Obscurus fio”. (La cita es de Horacio en su Arte poética: «Procuro ser breve y me vuelvo oscuro».)
¿Es largo o corto?
Son tres libros, 1352 páginas, es decir, no lo suficientemente largo. Yo acabaré y volveré a empezar. Un ensayo al día, hasta que me canse u otro libro lo derroque.
¿A qué se parece?
Hacia atrás: a Séneca, Plutarco, Cicerón, Suetonio.
Hacia adelante: la lista puede ser muy larga y diversa; por poner ejemplos diría que no habría Jorge Luis Borges ni Natalia Ginzburg ni Leslie Jamison ni Emmanuel Carrère ni Ramón Andrés sin Michel de Montaigne.
Y en realidad: a nadie.
¿Qué es lo que más te ha gustado del libro?
La falta de énfasis, esa capacidad de darle la vuelta a todo y de no dar ninguna verdad por sentada; el desenfado, la sabiduría sin estúpidas adulteraciones del ego. Montaigne te muestra cómo romper espejismos, a navegar la duda sin tener miedo. Enseña a pensar y no caer.
¿A quién se lo recomiendas?
A quien quiera conocerse a sí mismx y vivir mejor.
Defectos, carencias
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