Ciclo conducido por Maitane Beaumont
Fechas: 23 de octubre; 6 y 20 de noviembre; 4 de diciembre*
El contrapunto es una técnica compositiva musical que consiste en combinar simultáneamente dos o más líneas melódicas, también llamadas voces, de tal manera que se desarrollen independientemente pero complementándose o reforzándose entre sí. Como en cualquier relación humana, para que las diferentes partes puedan convivir armoniosamente, el uso de las consonancias y las disonancias está cuidadosamente controlado. A través de la relación que establecieron Nadia Boulanger y la Princesa de Polignac, Marian Anderson y Albert Einstein e Imogen Holst y Benjamin Britten y la interacción que Charlie Parker habría querido tener con Béla Bartók, este ciclo tiene como objetivo abordar temas como la composición y la interpretación de esa música a la que llaman clásica y dar pie a disfrutar de la escucha de obras de compositores tan dispares como Wolfgang Amadeus Mozart, Franz Schubert o Astor Piazzolla.
*La última sesión tendrá lugar en Finestres d'Art i Còmic.
Primera sesión: Nadia Boulanger y la Princesa de Polignac
Winnaretta Singer, la Princesa de Polignac, fue una importante mecenas que encargó numerosas piezas a compositores como Erik Satie, Ígor Stravinski o Manuel de Falla. Era también una de las habituales en las clases colectivas abiertas que Nadia Boulanger, la reputada profesora de composición, organizaba cada miércoles en su casa de París. En estas sesiones de análisis, en las que la aristócrata se sentía elevada y cautivada, la maestra era capaz de relevar el significado musical de cada obra de manera asombrosa. Según algunos de sus alumnos, las obras trabajadas, de repente, se volvían tan profundas como el mar.
Segunda sesión: Marian Anderson y Albert Einstein
A finales de los años treinta, después de alcanzar un amplio renombre internacional, la contralto Marian Anderson se presenta en salas americanas con entradas agotadas noche tras noche con una mezcla de selecciones clásicas, como «O mio Fernando» de La favorita de Donizetti y espirituales afroamericanos, como «Gospel Train», y se convierte en una de las artistas mejor pagadas de la época. Después de un concierto en Princeton, a la cantante afroamericana se le niega la habitación en uno de los hoteles que tiene una política de «Solo blancos». Cuando se entera de la negativa del establecimiento, Albert Einstein, un melómano a quien la música le ofrece el grado más alto posible de felicidad, la invita a quedarse en su casa, estableciendo el inicio de una larga amistad.
Tercera sesión: Imogen Holst y Benjamin Britten
Imogen Holst fue, entre muchas otras cosas, una compositora, arreglista, directora de orquesta, profesora y musicóloga británica que ofreció un apoyo absolutamente indispensable al compositor Benjamin Britten, quien la consideraba una profesional brillante, reveladora y emocionante, y una persona afectuosa que siempre estaba dispuesta a ofrecerle una escucha honesta y comprensiva. Coinciden por primera vez en 1943. Ella, gran seguidora de la música de él, le escribe: «Gracias porque tu música me parece lo único valioso que está sucediendo hoy en un mundo donde todo está mal. Es una verdadera fuente de seguridad y uno puede aferrarse a ella como uno se aferra a Bach y Mozart y Schubert». Su profunda admiración recíproca establecería las bases de una relación que perduraría a lo largo de sus vidas.
Cuarta sesión: Charlie Parker y Béla Bartók
A Charlie Parker le interesaba profundamente mucha de la música clásica europea. En varias entrevistas mencionó su gusto por Bach, Beethoven o Shostakóvich, y a menudo nombraba obras concretas, como Pierrot Lunaire de Schönberg. Su memoria fotográfica le permitió incorporar citas específicas de Chopin o Debussy en un solo improvisado (sobre todo si había alguien entre el público que pudiera reconocer la referencia). Pero el compositor favorito de Parker era Béla Bartók. En una entrevista de radio de 1953 dijo: «Para mi desgracia, él ya había fallecido antes de que pudiera tener el placer de conocerlo en persona. En mi opinión, sin lugar a dudas, es uno de los músicos más consumados y talentosos que jamás haya existido».
Bibliografía
Mademoiselle, Bruno Monsaingeon (Acantilado)
Musicofilia, Oliver Sacks (Anagrama)
Las culturas musicales: Lecturas de Etnomusicología, Francisco Cruces (Ediciones Trotta)
Un Año Para Maravillarse, Clemency Burton-Hill (Indicios)
La interpretación musical, John Rink (Alianza Música)
La música en los siglos XX y XXI, Joseph Auner (Akal)
Maitane Beaumont Arizaleta es maestra por la Universidad Pública de Navarra y titulada superior en Música por el Conservatorio Superior de Música de Navarra. También ejerce como profesora de Materias Teóricas y Complementarias del Centro Profesional y el Centro Superior del Conservatori Liceu y profesora asociada de Didáctica de la Expresión Musical en la Universidad de Barcelona. Ha impartido numerosos cursos de análisis, divulgación musical y percepción auditiva, y ha programado diversos ciclos de conciertos con el objetivo de acercar la música clásica a todo tipo de públicos. Como violista y cantante, participa y colabora en iniciativas que combinan la música con diferentes medios de expresión artística, como las artes visuales, el teatro o la danza. Es autora de dos libros, ambos publicados en Temporal: Música. Cinco puntos para hacer explotar un corazón y Una idea de felicidad. Momentos fulgurantes de la música en el siglo XX.