¿En qué momento de tu vida has sido más feliz?
Hace nada, estaba tendiendo la ropa afuera y vino un jilguero cerquita, y se puso a cantar.
¿Cuál es tu mayor miedo?
Hay varios, entre ellos, quizás los que más atemorizan son que les pase algo a mis seres queridos y todo lo que conlleva la emergencia climática.
¿Cuál es tu primer recuerdo?
Me siento afortunada de tener varios. Uno que alumbra mucho es ayudar a mi abuelo a hacer injertos, me dejaba a mí la tarea de la venda.
¿A qué persona (viva) admiras más y por qué?
Admiro muchísimo a mis amigas. Por decirte alguna escritora, me fascinan Terry Tempest Williams, Silvia Rivera Cusicanqui y Robin Wall Kimmerer. Cambian la mirada, forman parte del territorio y rompen jerarquías.
¿En qué época histórica te gustaría haber vivido?
Ay, qué difícil elegir, me encantaría poder mirar por una rendija tantas épocas… Vivir quizás es otra cosa. En otra vida a lo mejor sería beguina.
Haznos una pequeña lista de tus libros o autoras preferidas.
Aquí una lista de libros que me han hecho mucha compañía, porque me es tan complicado decidirme solo por algunos… Nostalgia de la tierra de Jorge Teillier, Yo recordaré por ustedes de Juan Forn, La muerte y la primavera de Mercè Rodoreda, Novas cartas portuguesas de Maria Isabel Barreno, Maria Teresa Horta y Maria Velho da Costa, cualquier libro de Maria Gabriela Llansol, Soo de Juli Mesa, la poesía de John Berger, Mujer y naturaleza de Susan Griffin.
Si pudieras ser un personaje de ficción, ¿cuál serías?
Últimamente me volvió la obsesión del personaje de la Luna en Bodas de sangre de Federico García Lorca, también los caballos de El Público… son como encantamientos, más que el deseo de querer ser.
¿Cuál es tu olor favorito?
El olor de las peonias que florecen en mi tierra, en la Sierra Norte de Sevilla.
¿Cómo te defines políticamente?
Me gusta muchísimo esto que dijo Federico García Lorca: «Hay que dejar el ramo de azucenas y meterse en el fango hasta la cintura para ayudar a los que buscan las azucenas».
¿Cuál es tu placer culpable?
Me chiflan las croquetas y los pepinillos.
¿A quién invitarías a tu fiesta ideal?
A Werner Herzog.
Explícanos el momento más vergonzoso de tu vida.
Pasó en la guardería. No recuerdo exactamente la tarea, pero había que llevar una carpeta. Yo me presenté con una más pequeña, y la profesora me dijo que, si me dedicaba a darle con la mano de un lado al otro sin parar, crecería. Creo que ahí fue la primera vez que experimenté lo de ser engañada y que te tomen por tonta.
¿Cuál consideras que es tu mayor hazaña?
Más que hazaña lo veo una suerte, eso de poder trabajar en lo que creo y me gusta.
¿Qué canción o canciones te gustaría que sonaran en tu funeral?
Nunca lo había pensado, la primera que me viene a la cabeza es Cosmic Dancer de T. Rex.
¿Dónde te gustaría estar ahora mismo?
Escondida con mi padre en el campo viendo pájaros.
¿Cómo te gustaría ser recordado?
Me emocionó muchísimo una cosa que dijo Juan Carlos Mestre en la presentación de Fuego la sed en Madrid: «Que, dentro de algunos años, alguien pueda decir, fue una buena antepasada». A eso aspiro.