«En la primera cita que tuve con Sarah Johnson pasó lo siguiente. Yo tenía diecinueve años y ella veinticuatro y me di cuenta de que nunca había tenido una cita. Nunca. Vino a mi habitación y yo llevaba una camiseta con las mangas cortadas y tenía la dentadura jodida porque me había partido un incisivo por la mitad. Aquella misma semana me había afeitado la cabeza en el lavamanos.
Le ofrecí una Old Milwaukee. Todavía no estaba listo. Me miró y me dijo:
- Vaya, la cita ideal. Luego miró la habitación sucia. Libros por todas partes, latas vacías, papeles desperdigados por todos los lados. Me preguntó por qué no limpiaba mi habitación. Le dije que a veces me deprimo y nos pusimos a hablar y a hacer chistes sobre el uso de los tampones como decoración del árbol de Navidad. Sarah se rio y yo me reí. En aquel mismo momento supe que me gustaba hacerla reír más que nada en el mundo».
SCOTT MCCLANAHAN
RESERVOIR BOOKS, 2020
TRADUCCIÓN DE JAVIER CALVO