El colibrí del título es el apodo de Marco, un hombre común con el que recorremos su vida entera, una vida que nos enseña que hay que mantenerse a flote, mirar hacia adelante e intentar no hundirse. Desde su infancia en apariciencia feliz en Roma, pasando por su primer encontronazo con la muerte al que le seguirán varios más, hasta el final de sus días, Veronesi usa todo tipo de géneros narrativos y recursos textuales para urdir una novela en la que Marco se mueve siempre hacia delante, pase lo que pase. Ya lo dice la cita de Beckett que abre la novela: "No puedo seguir, seguiré". A través de Marco conocemos al resto de su familia y su entorno, personas que entran y salen a escena para componer un cuadro optimista y esperanzador de unas vidas repletas de tragedia, donde lo cotidiano cobra relevancia y el valor recae en realzar lo que a veces damos por sentado: la amistad, el amor y la vida. La historia la cierra un final catártico y un epílogo memorable. Con esta novela Sandro Veronesi obtuvo por segunda vez el premio Strega.
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