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Entrevistas
Maitane Beaumont: "Cada vez nos cuesta más dedicar una atención minuciosa a las cosas que nos rodean y la música clásica requiere que nos detengamos y escuchemos de manera concreta y reflexiva"
por
Finestres
26.09.2024

Maitane Beaumont es maestra por la Universidad Pública de Navarra y titulada superior en Música por el Conservatorio Superior de Música de Navarra. También ejerce como profesora de Matèries Teòriques i Complementàries del Centre Professional y el Centre Superior del Conservatori Liceu, y es profesora asociada de Didàctica de l'Expressió Musical en la Universitat de Barcelona. Ha impartido numerosos cursos de análisis, divulgación musical y percepción auditiva, como este Contrapunto del que podremos disfrutar en Llibreria Finestres. En este ciclo, Beaumont abordará el mundo de la música clásica des de una perspectiva muy particular, en unas jornadas donde serán capitales las audiciones de artistas como Mozart, Schubert o Piazzolla.


Un contrapunto es la combinación de dos voces para generar un diálogo donde la consonancia y la disonancia de ambas tienen que estar tan equilibradas como la de cualquier relación humana sana. ¿Contrapunto es un ciclo sobre música o más bien sobre lo que hace posible producirla y disfrutarla?

Es un ciclo sobre las dos cosas. A partir de la relación que establecieron unos personajes con unas vidas extraordinarias, el ciclo tiene como objetivo abordar temas como la composición y la interpretación de esta música que llamamos clásica, desde una perspectiva accesible y cercana. Y también aprovecharemos para disfrutar de audiciones de obras de compositores tan dispares como Wolfgang Amadeus Mozart, Franz Schubert o Astor Piazzolla. 

Abres el ciclo con el tándem Nadia Boulanger y la Princesa de Polignac. ¿Es la tensión entre clases una cosa que, a tu parecer, puede favorecer y estimular el proceso creativo en el ámbito musical?

La tensión entre clases ha sido una fuente significativa de inspiración y de estímulo para al proceso creativo en varias disciplinas artísticas, también en algunas prácticas musicales. Una amiga violinista me contaba no hace mucho que no veía tanta diferencia entre su trabajo y la de los compositores y músicos que, siglos atrás, trabajaban como sirvientes para la aristocracia. En ese momento le dije que exageraba. Pero quizás no exageraba tanto... Y quizás en ciertos contextos todavía hace falta más reflexión y crítica. 

Cuando a la contralto Marian Anderson se le negó una habitación de hotel por el hecho de ser afroamericana, Einstein le abrió las puertas de casa. ¿Crees que el menosprecio y el espolio hacia los artistas negros es una cosa relegada al siglo XX o le ves alguna extensión con nuestro presente?

Marian Anderson consiguió ser la primera cantante negra en actuar como solista en una representación en el Metropolitan de Nueva York, donde debutó como Ulrica. Lo hizo en la obra Un ballo in maschera de Verdi. El hito supuso un momento histórico en la lucha para la igualdad racial en la música clásica en Estados Unidos, y abrió las puertas a otros artistas negros para que pudieran tener oportunidades similares. La contralto se enfrentó a muchas adversidades por ser mujer, pobre y negra, y va luchó para romper barreras de género, de clase y de discriminación a les minorías al enfrentarse a las normas y a las convenciones de una música elitista, patriarcal, que se siente orgullosamente superior a todas las demás, y que es eminentemente blanca. Ahora bien, creo que hoy día sigue siendo importante que nos cuestionemos qué representa la clásica, a quién representan sus prácticas, y quién falta o está subrepresentado. 

La tercera sesión está dedicada a Imogen Holst y Benjamin Britten, compositores. La una le dice al otro, en 1943: «Gracias porque tu música me parece lo único valioso que está ocurriendo hoy en un mundo donde todo va mal». ¿Hay alguna pieza o compositor que tenga en ti un impacto así?

A mí me encanta la música de Johannes Brahms, un compositor que miraba hacia el pasado a la vez que establecía las bases de la música del futuro. 

Cierras el ciclo con la simbiosis entre Charlie Parker y Béla Bartók. A primera vista, jazz y clásica son universos irreconciliables. ¿Dirías que esta percepción es un prejuicio? ¿Por qué?

Todos los estilos de música proyectan unas ideas y unos valores concretos con los que te puedes identificar más o menos. Por ejemplo: los compositores del Barroco, los defensores del estilo moderno de esa época, rechazaban la música del Renacimiento de sus abuelos, de la misma manera que la gran mayoría de nuestros adolescentes menosprecian los grupos de rock que veneran sus padres o madres. Asimismo, creo que es recomendable, y sobre todo posible, escuchar música sin prejuicios para poder descubrir estilos extraordinarios.     

¿Con qué compositor/a o artista crees que habrías hecho un contrapunto interesante?

No sé si habríamos llegado a hacer un contrapunto, pero a mí me habría gustado muchísimo asistir a las clases de una de las protagonistas del ciclo, Nadia Boulanger, maestra de varias generaciones de intérpretes y compositores, como Leonard Bernstein, Yehudi Menuhin o Quincy Jones. Fue una mujer sabia, alumna de Gabriel Fauré, compañera de clase de Maurice Ravel y amiga de artistas de la talla de Manuel de Falla o Ígor Stravinski. 

Un elemento indispensable de tu ciclo son las audiciones. ¿Por qué es tan importante este recurso para ti?

Porque escuchar conscientemente puede convertirse en una cosa extremadamente placentera. Además, creo que hay que reivindicar un tempo más lento. Tengo la sensación de que en un mundo tan acelerado, donde la multitarea se ha convertido en norma, cada vez nos cuesta más dedicar una atención minuciosa a las cosas que nos rodean. Hay ciertas músicas que requieren que nos detengamos y escuchemos de manera concreta y reflexiva. Y pienso que es interesante encontrar estos momentos. 

Uno de los objetivos que tienes con tu tarea de investigación y divulgación es acercar la música clásica a todo tipo de públicos. ¿Por qué te parece importante hacerlo? ¿Alguna vez has encontrado algún tipo de resistencia?

Pues porque pese a que a menudo sea difícil acceder a según qué prácticas, la música clásica esconde sonidos e historias maravillosas. Y en relación a las resistencias, sí, en algunos sectores hay gente que no es muy partidaria de los cambios. Pero creo que cada vez hay más gente interesada en propuestas que se quieran desmarcar de convenciones demasiado cerradas, elitistas o aisladas. 

Eres autora de Música: Cinco puntos para hacer explotar un corazón. El título es un homenaje a Quentin Tarantino, para quien la música es una parte clave del su cine. Si tu ciclo tuviera que tener la BSO de alguna película en concreto, ¿cuál sería y por qué?

John Cage decía que no hacía falta renunciar al pasado en entrar en el devenir, y yo estoy de acuerdo. Como viajaremos por el siglo XX, elegiría la banda sonora de Back to the future, de Alan Silvestri. 

Si pudieras viajar en el tiempo para asistir a un concierto específico, para disfrutar de una interpretación en concreto, ¿a qué año —y a qué ciudad— viajarías?

Bajo el concepto conocido como música clásica se esconden siglos de historias sobre búsquedas, hallazgos y revoluciones sonoras fascinantes. Así que si pudiera, no pararía de viajar en mi DeLorean. Pero si tengo que escoger solo una interpretación, viajaría a Leipzig en 1727, cuando Johann Sebastian Bach estrenó la Pasión según San Mateo. 


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