¿En qué momento de tu vida has sido más feliz?
Diría que ese momento probablemente esté comprendido entre mis 5 y mis 10 años y fuera algo sostenido en el tiempo. Saliéndome de esa franja temporal: el día que mi pelo, tras un alisado involuntario que se prolongó demasiado en el tiempo (la historia es muy larga) volvió a su textura rizada original o la primera vez que vi a Battiato.
¿Cuál es tu mayor miedo?
Que me roben o que pierda el ordenador. Tengo pesadillas con esa mierda. Y eso que es una carcasa inservible ya de puro vieja.
¿Cuál es tu primer recuerdo?
La mesa camilla del piso de Prosperidad en el que pasé mis primeros años de vida. Y ver por la tele la muerte del dictador. Era muy pequeña. Pero recuerdo las imágenes en blanco y negro (o igual ha sido un recuerdo generado en diferido), pero ahí está…
¿A qué persona (viva) admiras más y por qué?
Soy poco de absolutos. Navego fatal entre las aguas de lo mejor y de lo favorito. Y confío bien poco en la admiración desde el desconocimiento (léase endiosamiento). Así que sólo podría admirar a gente anónima que no tendría mucho sentido citar aquí.
¿En qué época histórica te gustaría haber vivido?
Años 70’s. Sin duda ninguna. Mi canon estético se aloja en esa década. Mi cine favorito es el de aquella década: cuando el sexo y la violencia irrumpieron de verdad en las películas. Sigo descubriendo música de aquellos años que para mí, claro, es nueva. Y así con todo: la gráfica, la moda… Me parecen unos años irrepetibles.
Haznos una pequeña lista de tus libros o autoras preferidas.
Otra vez huyendo de los favoritos (soy incapaz), pero listaré autoras que me vengan a la cabeza porque han sido importantes en mi vida lectora: Pia Pera, Amy Sarton, Felicidad Blanc (Espejo de sombras es una locura absoluta), Gloria Fuertes, Roberta Vázquez, Carson McCullers, Julie Doucet, Shirley Jackson, Richmal Crompton, Marguerite Duras, Elena Fortún, Irene Márquez, Bárbara Alca, Agota Kristof…
Si pudieras ser un personaje de ficción, ¿cuál serías?
Mabel de Gravity Falls. No hay personaje de ficción más listo, más molón y con mejores jerseys.
¿Cuál es tu olor favorito?
Limpio. Con eso me vale. Me flipa el olor a cloro, ese que se queda siempre un poco pegado a la piel después de nadar. Y el olor que sube por el patio cuando alguien se ha duchado.
¿Cómo te defines políticamente?
Izquierda.
¿Cuál es tu placer culpable?
No creo en los placeres culpables y estoy absolutamente en contra de este concepto. No hay nada que me guste que me avergüence. Lo del placer culpable es un invento para diferenciar alta de baja cultura, diferenciación contra la que tengo una auténtica cruzada. Hay cosas que me gustan y cosas que no. Me da igual que sean el colmo de lo popular o lo más subterráneo del mundo.
¿A quién invitarías a tu fiesta ideal?
A mis amigos. Invitar a gente famosa sólo porque lo es tendría la nefasta consecuencia de convertir a esas personas en protagonistas absolutos arruinando la fiesta.
Explícanos el momento más vergonzoso de tu vida.
Pues según pasan los años, menos vergonzoso me parece todo. Así que, en esa revisión tramposa que suponen los recuerdos, casi nada lo es ya. (Vergonzoso quiero decir).
¿Cuál consideras que es tu mayor hazaña?
Ahora mismo te diría que haber escrito Las hijas horribles. También haber sobrevivido a algunas tormentas emocionales de la intensidad de una Dana.
¿Qué canción o canciones te gustaría que sonaran en tu funeral?
Por la gracia, que la sesión mortuoria abriera con Dress sexy at my funeral de Smog y que los asistentes cumplieran el imperativo. La voz de Callahan despidiéndome siempre me va a parecer bien. Y luego ya bien de new wave, dark wave, synth pop y oscuridad bailable. Todo el mundo danzando en mi funeral como en el vídeo ese de los murciélagos que bailan a The Cure a ritmo me parece un proyecto de muerte muy guay.
¿Dónde te gustaría estar ahora mismo?
En el Cabo de Gata. En el festival de Sitges. En el cine, siempre.
¿Cómo te gustaría ser recordada?
Como una señora divertida, maja y de agrado que combinaba bien la ropa.