FINESTRES no solo es una librería para leer. También somos una librería que incentiva y apoya la creación literaria. Lo hacemos a través de los Premios de Narrativa y las Becas de Ensayo que concedemos cada año. Para esta primera edición nos hemos rodeado de un grupo de escritoras, críticos, académicas, traductores y periodistas para conformar el jurado. Jordi Costa es uno de los miembros del jurado en lengua castellana y también ha pasado por nuestro cuestionario.
¿En qué momento de tu vida has sido más feliz?
No hay un único momento: una verbena de San Juan en Valencia de hace veintipico años, dos visitas separadas por un espacio de tres años a una sala de partos y las semanas del verano de 2019 que pasé en la isla de Farö.
¿Cuál es tu mayor temor?
Perder la curiosidad, el entusiasmo y el principio del placer.
¿Cuál es tu primer recuerdo?
La textura de la tetilla del biberón.
¿A qué persona (viva) admiras más y por qué?
Difícil quedarse con una, pero, si tiene que ser así, diría que a David Lynch, por ser fuente de belleza, bondad y verdad.
¿Cuál es el rasgo que menos te gusta de ti mismo?
La picajosidad, pero intento irme curando.
¿Cuál es el rasgo que menos suele gustarte de los demás?
La ignorancia autosatisfecha y arrogante.
¿Dónde te gustaría vivir?
En Capadocia, con una buena provisión de hongos mágicos para los atardeceres.
¿En qué época histórica te gustaría haber vivido?
En los años 20.
¿Qué te deprime?
Comprobar demasiadas veces que el lenguaje no alcanza e intuir que nunca seremos ni un país de izquierdas, ni una civilización con sentido de culpa y propósito de enmienda.
Haznos una pequeña lista de tus libros o autores favoritos.
Gene Wolfe, J. G. Ballard, Philip K. Dick, Flann O’Brien, Saki, Thomas Pynchon, John Barth, Robert Coover, James Joyce, Patricia Highsmith, Sara Mesa, Cristina Morales… (Y mañana me odiaré por haber omitido alguna pasión obvia: el problema de no ser monoteísta).
Haznos una pequeña lista de tus libros o autores más odiados.
No tengo autores odiados, pero sí algunos a los que no leería ni harto de vino. Muchos de ellos son especialmente activos en redes sociales.
¿Cómo ordenas tu biblioteca?
Uff, no está ordenada.
¿Si pudieses ser un personaje de ficción, cuál serías?
El agente Cooper.
¿Tienes unos zapatos favoritos?
No.
¿Cuál es tu olor favorito?
A bosque de pinos frente al mar.
¿Y tu comida?
Los canelones.
¿Y tu bebida?
El Vichy Catalán.
¿Cómo te defines políticamente?
Pesimista utópico.
¿Qué es lo que menos te gusta de tu aspecto?
Lo único que me gusta es mi pelo.
¿Cuál es tu placer culpable?
No creo en el concepto «placer culpable». Incluso lo combato.
¿Qué les debes a tus padres?
Una total tolerancia hacia mis gustos y aficiones, y una considerable carga traumática con la que intento lidiar sin la ayuda del psicoanálisis.
¿A quien invitarías a tu fiesta ideal?
Solo a cantantes italianas: Mina, Pietra Montecorvino, Nina Zilli, Patty Pravo, Rita Pavone, Gyusi Ferreri, Marcella Bella… También podrían venir Franco Battiato, Paolo Conte y Adriano Celentano.
¿Qué palabras o muletillas usas más a menudo?
En catalán, «diguéssim».
Cuéntanos el momento más vergonzoso de tu vida.
Son tantos, que no los he clasificado de mayor a menor. Quedar en ridículo o en blanco frente a audiencias de tamaño respetable fue una constante hasta que fui aprendiendo a perder la vergüenza.
Si pudieses cambiar tu pasado, ¿qué cambiarías?
Supongo que si cambiásemos algo, entraríamos en el terreno de las paradojas temporales y no seríamos el mismo que somos, pero, bueno, si se me pudiese haber ahorrado algo de la violencia que ha afectado a seres queridos y personas cercanas, mejor.
¿Cuándo fue la última vez que lloraste, y por qué?
Suelo llorar bastante de placer y alegría y por eso no acostumbro a recordar la última vez. No es tan habitual llorar de dolor y ausencia y, en ese caso, sí que recuerdo el viaje de vuelta a casa en tren tras el fallecimiento de mi padre hace poco más de un año.
¿Cómo te relajas?
De manera prudente, ordenada y con juicioso uso de la botánica.
¿Has estado alguna vez a punto de morir?
No diría tanto, pero sí que he vivido largo tiempo despreocupado de usos alimenticios y hábitos poco saludables que han acabado cobrándose su precio.
¿Matarías?
No.
¿Qué consideras tu mayor logro?
Está por llegar.
¿Qué te hace dormir mal?
Intento y casi siempre consigo dormir bien, pero cuando no me preocupa una cosa, me preocupa otra.
¿Qué canción o canciones te gustaría que sonaran en tu funeral?
Quizá mi canción favorita de todos los tiempos sea «L’importante é finire», aunque de los finales que habla no son exactamente funerarios. Para distender el ambiente, una opción infalible siempre es el «Yakety Sax» que popularizó «El show de Benny Hill».
¿Dónde te gustaría estar ahora mismo?
De vacaciones con mi familia en algún sitio con playa, de clima benigno, pero nunca abrasador.
¿Cuál es tu posesión más preciada?
Dos originales de Coll, el maestro del TBO.
¿Cómo te gustaría ser recordado?
Esta es la típica pregunta trampa diseñada para medir mi cursilería o mi arrogancia. Un epitafio deseable sería: «Pese a las circunstancias, hizo daños mínimos».
¿Qué has hecho hoy?
De momento, desayunar, ir a pedir que me arreglen la lavadora, acudir al trabajo y contestar a este cuestionario.