El patriarcado no es un ente difuso, no se trata de una invención ilusoria que nos sobrevuela por encima sin control. El patriarcado se experiencia cada semana en múltiples vivencias y copa las páginas de las noticias que leemos cada día en sus diferentes formas. Con motivo del 8 de marzo de 2024, día internacional de la mujer, rescatamos tres noticias que como feministas no queremos volver a leer en lo que queda de 2024.
Porque, cabe recordar, la violencia también se experimenta desde el recuerdo de aquello que ya fue, sentimos con memoria y la lectura del mal ajeno puede reverberar en un_ mism_ en cada ocasión porque nos sostenemos l_s un_s a l_s otr_s.
- “Los movimientos repetitivos están matando a las compañeras: las ‘kellys’ reclaman la jubilación anticipada”.
Los empleos de mayor crecimiento en un país como Estados Unidos giran en torno a las tareas de cocinar, limpiar y cuidar. Estos sectores generan casi la mitad de todos los nuevos puestos de trabajo. Tendencias similares se observan en el Reino Unido, donde, de nuevo, más de la mitad del total del crecimiento neto del empleo entre 2017 y 2027 se producirá en sectores como la salud, la limpieza y la educación (Después del trabajo, Helen Hester y Nick Srnicek, 2024).
La previsión es clara. De la misma manera que las ‘kellys’ llevan largo tiempo reivindicando las dificultades a las que se enfrentan y el escaso reconocimiento económico que reciben en un país donde el turismo es uno de los principales motores económicos. Resulta intolerable que un 40% de las personas que cuidan de nuestros espacios de descanso y relajación sufran depresión o que el 73% de las mismas duerman menos de ocho horas al día. Su lucha es constante y necesaria, el cambio puede comenzar por las Islas Canarias, pero debe extenderse por todo el territorio peninsular.
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- “Una pelea resulta ser la causa de la muerte de Nex Benedict, une adolescente no binarie, en un instituto de Oklahoma”
La posibilidad del futuro se presenta cada vez más aterradora, ya lo explica Marina Garcés afirmando que son pocas las personas que contestan afirmativamente a la pregunta ¿Recuerdas la última promesa importante que has hecho o te han hecho? (...) Dar la palabra crea un vínculo irreversible que sobrevive al paso del tiempo (...). Crea pasados comunes y futuros vinculantes (El tiempo de la promesa, Marina Garcés, 2023). Si la palabra nos vincula, el reconocimiento de aquell_ que no cumple la norma imperante, que no es reducible a lo que nos precede es un acto de valentía y respeto. Aquell_s que no ocupan el centro no deberían verse en la encrucijada de existir a la defensiva y tod_s l_s que rodeamos existencias diversas debemos interesarnos por cuestiones que no nos atraviesan; en caso contrario, acabaremos sometidos al solipsismo imperante.
El nuevo libro de Judith Butler, Who’s afraid of gender? (Allen Lane, 2024) da comienzo con la siguiente frase: for the young people who still teach me (para las personas jóvenes que todavía me enseñan). Quizás va de eso.
Libros en relación a esta noticia:
- “Tres mujeres más acusan al cineasta Carlos Vermut de violencia sexual”
Ser susceptible a un_ otr_ no es intrínsecamente negativo, admitámoslo. El autoconocimiento tiene límites, el deseo puede llegar a ser incognoscible. Somos criaturas sociables, nos reformulamos, dependemos de l_s otr_s. Aun con todo, las mujeres existimos conscientes de nuestra vulnerabilidad al abuso porque la violencia sigue vigente. El consentimiento no va a acabar con el patriarcado, pero si está logrando reivindicar lo que es inadmisible. Foucault bromeaba “El sexo satisfactorio lo dejamos para mañana”, pero vaya, ojalá pueda ser hoy.
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